25 DE MARZO DE 2008

No hay recuerdo de haber registrado en papel los efectos secundarios de mis quimioterapias previas. Hace  ocho días, el martes de la semana pasada, me administraron la primera fase  del primer ciclo. La evaluación de la semana ha sido terrible. No me sentía así desde hace tres años en que recibí el último tratamiento. (otro fragmento de tiempo que no se registrará en este blog). Los síntomas han sido muy agudos. Promedio de temperatura de 39-40 grados toda la semana. Migraña crónica, un infierno. Me revientan las sienes. Estallan los ojos con la luz y el movimiento de mi cabeza. El cuerpo partido en trozos. No hay sueños profundos. Nauseas. Vómito. No tengo capacidad de concentración; castigo brutal. No tengo hambre. No existe rastro de ánimo, no funciona la venlafaxina. Ya son ocho días. Me siento terriblemente cansado. Por momentos ya no puedo más. Pocas llamadas de amigos o familiares. Poco interés. Parece ser que ya se han acostumbrado a mis múltiples recaídas. Se acerca la fecha de mi rodaje. Tendré que pedir una prórroga. Ahora no puedo. Estoy tan lejos de poder. Casi no escucho música. Sólo he escuchado un track list de los Beatles y un disco completo de Martirio: Mucho Corazón. Hoy creí amanecer mejor, no fue así. Esta semana es la última que paso en esta casa. No he tenido tiempo para pensar en ello. Todo ha pasado tan rápido que no he tenido espacio ni tiempo para dejar que me afecte el dolor de abandonar el único hogar que he conocido. Tomé Kytril por vía intrevenosa el martes mismo de la quimio y posteriormente durante dos días por grageas. Creo que aún no he sentido la necesidad de morirme, pero no descarto que de en un momento a otro suceda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario