6 DE ENERO DE 2008

Tocar mi rostro. Sentirlo. Palparlo. Conocerlo sinceramente. Palpar las trampas de los poros. Reconocer las formas. Sentir la piel. Identificar desde los músculos, hasta los nervios que reposan en la quijada y en los pómulos. Sentir los surcos de los huesos y la piel. Identificar las raíces del pulso en las venas y las cicatrices de los ganglios linfáticos. Reconocer el rostro

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